Los dos últimos días han sido poco interesantes a excepción de que hemos retomado las clases de salsa. El curso escolar salsero ha comenzado. Esta actividad me la enseñó P. cuando le conocí, y desde hace más de dos años acudimos puntualmente cada semana a practicar los pasos. Cada clase es un subidón de alegría, una bonita terapia contra la tristeza sudando la gota gorda . Sobre todo, consigue evaporar las preocupaciones y romper con la aburrida monotonía semanal. Y se puede practicar durante toda la vida. Ójala.
Imagen de Neryl Walker (The Jacky Winter Group)
Me encanta la salsa, aunque he de decir que yo soy más de bachata!
ResponderEliminarBesos