Hace mucho que no escribo, pero traigo justificación de casa. Sí, yo también he sido víctima de la plaga del 2009, la gripe A. Después de varios días en cama, y con todavía toses y mocos, poco a poco me voy recuperando. Y también recuperando las ganas de escribir.
Ciertamente quedarse en casa por estar enfermo no es ningún planazo envidiable. Cuando estamos sanos todos pensamos alguna vez que no nos importaría que algún bicho nos invadiera temporalmente dejándonos al destino marcado por Ana Rosa Quintana en las mañanas y Jorge Javier Vázquez en las tardes. Pero cuando sientes que la cabeza te va a estallar, que freírte un huevo supone todo un esfuerzo, que todo lo que te echan en la tele es anodino, insustancial y aburrido y que además las horas pasan a la velocidad de la tortuga, la cosa cambia.
Nos hemos acostumbrado a vivir a un ritmo muy rápido y no nos gusta aburrirnos. No tener nada (productivo) que hacer nos genera ansiedad. Hasta en los momentos de bajón necesitamos que se nos entretenga, sentirnos ocupados. Llámese Sálvame o Gran Hermano, o Factor no se qué. El caso es que-pensaba yo en mi delirio febril-deberíamos fijarnos en los niños y ver cómo disfrutan inventándose juegos, situaciones, utilizando la imaginación como única herramienta de entretenimiento. Y todo esto enlaza con el post anterior de la creatividad, pero...ya es muy tarde y debo irme a dormir. No tengo fuerzas para hilar más ideas!
Pd. No sé por qué escribo en primera persona del plural. Quizás busco vuestra empatía.
Imagen de Living etc via Today I Love
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