lunes, 28 de febrero de 2011

Primera inversión

Ya tengo decidido en que invertiré mi primer sueldo.
1. Una batidora. Para hacer gazpacho y batidos de chocolate.
2. Un Kindle. Para mí se acabaron los libros de tapas y papel. Fue muy duro tener que regalar muchos que tenía en casa por no tener espacio para almacenarlos ni sitio en la maleta para llevarlos conmigo. Así que a partir de ahora, todos mis libros se vienen conmigo allá donde vaya, pero metidos en este chisme digital.
3. Un esmalte OPI purpurinoso de la colección de Katy Perry. Por poner un punto horterilla-glam a mis looks del fin de semana.
4. Hace poco descubrí que en un centro comercial de Brisbane venden potingues de Apivita y casi lloro de emoción...hasta que vi el precio. El champú que usaba en España me costaba 11 euros, y aquí 24 dólares. Qué dolor. Pero me prometí que cuando encontrara un trabajo, me lo compraría. Y una promesa, es una promesa, en España y en Australia. Además, para que existe Abril, si no es para ahorrar.

sábado, 26 de febrero de 2011

Tres días

Mi primera semana (de tres días) trabajando en Brisbane ha sido una agradable sorpresa.
Increíblemente, el primer día ya tenía acceso al correo electrónicos y a las unidades de red del departamento. Y el viernes también tenía solucionados los típicos temas de acceso al edificio, solicitud de pantallas adicionales para el ordenador, trabajo en remoto, e historias que normalmente llevan semanas solucionar.
La aseguradora/banco donde trabajo es muy grande en Australia. Tiene más de 16,000 empleados y la sede está en Brisbane.
Por las mañanas tardo en llegar a trabajar unos 20 minutos, incluyendo los 10 minutos de ferry. Por las tardes intento volver a casa andando, cruzando el Story Bridge.
No tengo hora de entrada ni de salida. Puedo entrar cuando me parezca y cumplir 7,5 horas diarias. En ocasiones tendré que trabajar más horas, pero a cambio puedo marcharse antes otros días o trabajar desde casa si tengo algún inconveniente para ir a la oficina.
Mi jefe aparenta ser una persona tranquila y comprensiva, aunque aún no tengo criterio formado. Mi compañera es india y otra chica del departamento es australiana pero con rasgos chinos/coreanos/japoneses/taiwaneses. También tengo un compañero que se llama Jose que estaba de vacaciones y no sé de donde es. Tampoco he querido preguntar mucho por no parecer demasiado cotilla en los primeros tres días de trabajo, pero ya me enteraré más adelante, jeje. Así que el equipo no puedes ser más multicultural.
Dato importante 1: es costumbre en casi todas las empresas australianas tomar cervezas los viernes con los compañeros en la misma oficina. Hay neveritas distribuidas por las plantas y los viernes las suplen de cervezas, vino, patatas fritas y allí mismo te lo tomas. No es necesario bajar al bar porque la empresa invita todas las semanas. Un bonito detalle hacia los trabajadores.
Dato importante 2: muchas empresas, incluso las pequeñas, tienen duchas en la oficina para favorecer que la gente vaya al trabajo en bici. Por supuesto también tienen aparca-bicis en la puerta.
Dato importante 3: dicho todo esto hay que dejar claro que en Australia la gente va al trabajo a trabajar. No hay desayunos con los colegas, cada planta tiene una pequeña cocina con té, café, leche, colacao (todo gratis) y la conversación más larga puede durar 2 minutos en lo que te preparas algo. No he visto a nadie en Internet, ni leyendo periódicos online ni nada parecido. La hora de la comida también se reduce a lo mínimo imprescindible. Eso sí, a las 5 o antes para casa.

martes, 22 de febrero de 2011

Working lady

¡¡Ay qué nervios!! Después de 4 meses, vuelvo a la vida laboral. Después de haber hecho entrevistas y más entrevistas y de haber enviado miles de currículums, o curricula o como se diga, puedo decir que lo conseguí. No ha sido nada fácil porque los australianos son muy protectores de sus empleos y de sus trabajadores y debo reconocer reconocer que me ha costado mucho conseguir meter la cabeza...pero lo conseguí.
Ayer me pasé un buen rato inspeccionando mi armario, viendo que me pondría hoy, qué zapatos, si vestido o pantalón, como si fuera mi primer día de colegio.
También aproveché para repasar algunos blogs de moda, no fuera a ser que empezara en un nuevo trabajo sin haber calmado mi sed de cotilleo, y coger ideas (difícilmente replicables en Brisbane, pero de ilusión también se vive). Me gustó especialmente la colección P/V del diseñador Alexander Berardi, que he conocido gracias al blog This is Glamorous ayer mismo:

lunes, 21 de febrero de 2011

Breves reflexiones sobre el fin de semana

-Definitivamente tengo que perder el miedo a la lycra. Es el must es la noche Brisbanita y yo a día de hoy, sigo saliendo de noche con mis vestidos florales de inspiración campestre. Tengo que cambiar el chip, poca tela pero bien prieta. Ya puedo aplicarme porque si no, no voy a integrarme correctamente.
-Siempre debo llevar el pasaporte conmigo, aunque casi me encuentre a la misma distancia de los 40 que de los 18. Ah! Y debo llevar MI pasaporte, no el Pupo, el gorila de la puerta no se cree que me he quitado la barba con la depilación láser.
-Por mucho, mucho calor que tengáis nunca, nunca digáis I´m hot (estoy caliente). Siempre, siempre It´s hot (hace calor). Parece obvio, pero no lo es tanto y en la Happy Hour con los cócteles a mitad de precio estas cosas se olvidan. Y nunca, nunca lo digáis cuando os acaban de presentar a los compañeros de trabajo de vuestro marido/novi@/xxx si no queréis ser objeto de risitas tontas.
-Los bikinis de lacitos, para la piscina o para tomar el sol. En las playas de Australia, mejor cierres herméticos.
Fiji, Navidad de 2010

viernes, 18 de febrero de 2011

Luz y enfoque

La otra tarde me senté en un café a practicar con mi cámara diversos enfoques y a jugar con la luz.
Lo que buscaba era traer a un primer plano la sal y que la taza quedara en penumbra y después lo contrario. Sin apenas variar mi posición. También quería conseguir iluminar la silla a pesar de estar atardeciendo y no haber demasiada luz.
Me di cuenta de que debería hacer más prácticas de esto en mi propia vida. Decidir qué quiero que cobre importancia y qué quiero dejar en la sombra. Y así enfocar mi existencia, buscando los puntos de interés para darles fuerza y ensombreciendo lo que resta belleza a las cosas.
La luz natural también juega un papel fundamental. Con luz natural se aprecian mejor los colores y las formas, pero cuando ésta escasea se pueden aplicar algunos sencillos ajustes en la cámara para aprovechar al máximo la poca luz existente y dotar de vida a la fotografía.
Otro ajuste a aplicarme en la vida.
Fotos by me

martes, 15 de febrero de 2011

I love...

Tarjeta de MadebyGirl
Me encanta

domingo, 13 de febrero de 2011

Ayer

Ayer fue un día perfecto. Amaneció soleado con un cielo de color azul Australia, brillante, sin pátina de contaminación. Como era el segundo sábado del mes, tocaba mercadillo en el barrio de West End, y allá que nos fuimos, a pasear entre puestos de frutas y verduras, panes, mermeladas, puestos de depilación de cejas, de masajes chinos y de ropa cosida a mano.
Justo al final del recorrido nos topamos con un pequeño puesto de alpargatas traídas desde La Rioja por un chico madrileño afincado en Brisbane desde hace un par de años. Con él estuvimos charlando sobre nuestras antiguas vidas en Madrid, nuestras nuevas vidas aquí, los pros, los contras, intercambiamos direcciones y nos deseamos suerte. Qué ilusión hace encontrar gente que comparte los mismos asombros, alegrías y decepciones que sufres al empezar desde cero en otro país.
Después del paseo por el mercadillo, tomamos un brunch en The Gun Shop (gracias Patri por tus recomendaciones). Yo me pedí un sandwich de salmón y crema de queso con ensalada y Fernando una hamburguesa gigantesca, de la que yo también di buena cuenta.
Después nos acercamos a la librería Avid, que alberga un café muy mono en su interior. Vi cuarenta libros que me gustaría comprarme y que sé que no me compraré (este tema ya lo trataré en otro post porque es una espinita en mi corazón) y nos volvimos a casa zampando un helado.
Sé que esto va a doler, pero cuando llegamos, como seguía haciendo sol y calor nos bajamos a la piscina con una cerveza y unas patatas y así pasamos el resto de la tarde, entre sol y sombra, viendo como los últimos rayos de este gran día iban desapareciendo para dar paso a una preciosa noche estrellada.
Fotos by me

jueves, 10 de febrero de 2011

Cosas de otro mundo

Hay varias cosas a las que todavía no he logrado acostumbrarme. Y no hablo de no tener a mi familia y amigos cerca, o a las comidas de mis abuelas. Me refiero a otras cosas más banales a las gestiones del día a día.
Por ejemplo, a pagar 17 dólares por ver una película en el cine. Menos mal que hemos encontrado un cine donde algunas sesiones pueden costar el módico precio de 8 dólares. Un chollo, una ganga, la casa entera tirada por la ventana, en otras palabras.
A perderme en el supermercado cada semana. En cada excursión me quedo embobada mirando los estantes repletos de ingredientes para comidas hindús, vietnamitas, chinas, galletas, golosinas a cada cual más hipercalórica, cuando mi objetivo es cazar una simple lata de tomate para los macarrones (que ya tampoco son macarrones, claro). Una simple lata, sin otra cosa que no sea tomate, sin tropezones de verduras adicionales, sin vinagres de colores ni especias del Nuevo Mundo, sin nada. El bote de Udaco de toda la vida (¿se llamaba Udaco?) Lo peor de todo es que al final acaban apareciendo en el carro sobres de sopa miso japonesa, pan de queso indio, infusiones de flor de loto y otras mil guarrerías que ni siquiera sé cómo se comen ¿Y el bote de Udaco?Missing, para la próxima excursión.
A pagar cantidades desorbitadas por cortarme el pelo en una peluquería normal. En mi próxima vida me plantearé ser peluquera en Australia, porque es una de las profesiones más lucrativas que existen.
A la forma de saludar. Los usos y costumbres de Australia indican que cuando interaccionas con cualquier persona, el diálogo que debe darse es:
-¿Qué tal estás hoy?
-Muy bien,gracias. ¿Y tú qué tal estás?
-Muy bien, gracias. En este punto incluso se puede hacer algún inciso sobre el clima (que da mucho juego en estas tierras) o sobre cricket.
Y entonces ya puedes pagar en el kiosko o preguntar una dirección. En cualquier caso siempre quedo como una maleducada o una egoísta. Si soy yo la que inicio la conversación, digo "Hola" o "Buenos días" y entrego el paquete de chicles y se acabó. Y si el señor me pregunta que qué tal estoy, contesto, "Bien, gracias" y se me olvida preguntar que qué tal están ellos. Y la verdad es que la gente se queda bastante cortada, como con la palabra en la boca, entonces es cuando me doy cuenta e intento rectificar. Pero ya no tiene sentido empezar de nuevo la conversación con el cambio en la mano y sólo logro balbucear chorradas como "yo también estoy bien" o "perdón, no estoy acostumbrada a esto". Y quedo como tonta perdida. En verdad debo decir que este uso o costumbre debería ser exportado al resto del mundo. En España (al menos en Madrid) todos vamos a lo nuestro, utilizamos el mínimo tiempo posible en hacer nuestras gestiones y nos impacientan los dependientes (y el resto de clientes) especialmente comunicativos, sobre todo si es a primera hora de la mañana. Los australianos siempre tienen tiempo para preguntar qué tal estás (pregunta de verdad, no retórica) y si además le das un poco de palique al de la tienda, mejor. Y nunca he visto al siguiente que está esperando detrás en la cola impacientarse, puesto que llegado el momento de girarte e irte, puede suceder que la conversación también se inicie con él.
En fin, cosas de otro mundo.
Un abrazo,
Ana
P.D. La foto no pega con el tema, pero me lleva gustando varios días, así que la comparto. La he visto en uno de mis nuevos blogs favoritos Apartment 34

martes, 1 de febrero de 2011

Playing for change

A veces es mejor callarse y dejar que otros hablen.
Feliz día.

Gracias Mamá (y Candy) por el video.
www.playingforchange.com